viernes, 29 de enero de 2016
Hay gente que todavía defiende a Rajoy. Hacen bien si creen en él. Ha frenado la crisis y el paro, ha tolerado la corrupción y ha despreciado la política. Rajoy se cree estupendo y eso le convierte en ridículo. Pero si lo odian es porque ha pisoteado el alma de sus votantes. Les ha robado sus emociones para tirarlas a la basura. Les ha humillado abandonándoles. Ahora le llega su San Martin.
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